Hace poco estuve en una conferencia de redes sociales y marketing, me gusta ir a este tipo de eventos para refrescar conocimientos y aprender otros, allí Elena de Real comentaba algunas ideas de contenidos y uno de ellos era “Lo que he aprendido…” y la verdad es me encantó la idea, es una forma de compartir lo que han sido mis años siendo flexivegana, y lo que ido aprendiendo en el camino.

Si apenas estás aterrizando en esta página y no te haces idea de lo que digo,  pásate por mi post en el que explico qué es ser flexivegano.

Desde hace poco más de tres años, no llevo la cuenta, que realizo este estilo de vida. En un principio lo hacía solo con la alimentación, pero al investigar más me y ver cómo se testa en animales para hacer productos de maquillaje y cosmética, me decidí a ir más allá, e integrar más aspectos de mi vida con esta filosofía “cruelty free”.

LO QUE APRENDO SIENDO  FLEXIVEGANA

  • No todo el mundo entiende, empatiza y respeta la decisión de llevar una alimentación distinta a la convencional y, por decirlo de alguna forma, establecida por la sociedad. Hacer algo distinto suele crear rechazo, caras de qué locura está haciendo etc.

 

  • Pensar antes de comprar y no caer en el consumismo, porque el veganismo también está asociado a la sostenibilidad. ¿Realmente lo necesito? ¿cuál es el origen de lo que compro? ¿es de calidad? ¿merece la pena? ¿me aporta felicidad o alegría tenerlo? Y así, he logrado ser también más consciente en mis compras.

 

  • Conocimiento para saber elegir la comida que compro, así como el maquillaje o cosmética. Saber leer la etiqueta de los ingredientes y/o componentes, es clave para comprar lo de mejor calidad nutricional, o que beneficie a la piel. Y ese conocimiento lo he ido adquiriendo tras investigar, y leer blogs, revistas y la página de PETA.

 

  • Ser más consciente con lo que me rodea, más empática con el medio ambiente. Creemos que va estar allí siempre para nosotros, que nos va a proveer de todo y sí, pero si no lo cuidamos poco quedará para proveernos. Me intereso más por reciclar, por utilizar menos plástico, no desperdiciar agua.

 

  • Mirar no solo a los perros o gatos, como esos seres cuchis que nos aportan amor. También, y aunque cueste un poco más, ver al resto de animales como seres que merecen amor y respeto y no como animales de consumo masivo. Confieso que con algunas especies se torna difícil lo de verlos tiernamente  pero oye, que estén libres y en su hábitat, eso sí, muy alejados de mí. Los insectos es caso aparte y esos también bien alejados, gracias.

 

  • La crueldad animal no es solo al testar para hacer maquillaje, cosmética o matar para hacer ropa, muebles o accesorios. También es crueldad animal los circos, zoológicos y acuarios. Hay circos magníficos sin animales, zoológicos que pueden ser cambiados por los avances tecnológicos al igual que acuarios, para mostrar las especies y hábitats. No hay necesidad de tener animales encerrados en piscinas o jaulas 2×2, con depresión y estrés para entretener y/o educar.

 

  • Ni es caro ni es aburrido, por supuesto, si tú quieres que así sea. Se pueden hacer platos creativos, coloridos y nutritivos tanto como quieras, y con un presupuesto mucho menor que el de comidas de origen animal.

A modo de resumen puedo decir que he aprendido a ser más consciente del entorno, de lo que afecta o no mis acciones en el medio ambiente y en mí. He aprendido, y sigo aprendiendo, a hacer mejores elecciones en cuanto a comida y productos de cosmética, ropa y calzado. Es un estilo de vida que me aporta tranquilidad, bienestar y conocimiento.  

Me encantaría saber qué has aprendido tú del veganismo, sostenibilidad o si sientes curiosidad por este estilo de vida, cuéntamelo en los comentarios.